lunes, 16 de septiembre de 2013



Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono




La conservación de la capa de ozono se ha convertido en una de las prioridades ambientales a escala mundial. Por este motivo, en 1994 la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el día 16 de septiembre como Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono. La fecha conmemora el día en que, en 1987, se firmó el Protocolo de Montreal, el primer gran acuerdo mundial sobre un tema medioambiental y, hasta la fecha, uno de los más eficaces. En este acuerdo los países firmantes se comprometían a reducir rápidamente la producción de gases artificiales que dañasen la capa de ozono. Pero, ¿por qué es tan importante la capa de ozono? 
16 de septiembre, Día Internacional para la preservación de la Capa de Ozono
El ozono es nuestro «filtro solar».
El ozono (O3) es un gas que protege a la Tierra de las peligrosas radiaciones ultravioletas del Sol. Su presencia en las capas altas de la atmósfera constituye un poderoso filtro que defiende la vida del planeta de estas agresivas radiaciones que son, por ejemplo, las que nos queman cuando tomamos demasiado el Sol.

Hace años comenzó la producción y utilización masiva de gases artificiales como los CFC (que contienen cloro) que resultaban muy útiles en neveras, pulverizadores y aparatos de aire acondicionado. En 1974 se descubrió que estos gases actuaban directamente contra el ozono transformándolo en otros compuestos y dejando a la Tierra sin su 'filtro de protección'. Esto se hizo muy evidente cuando en 1985 se descubrió desde el espacio el 'agujero de ozono', una enorme zona de la atmósfera situada sobre la Antártida en la que la capa de ozono apenas existía, y que amenazaba con extenderse.

Un acuerdo mundial sin precedentes.
La reacción de la comunidad internacional fue rápida y la mayoría de los países del mundo se comprometieron a acabar con la producción de CFC y otros gases agresivos con el ozono. Los países industrializados primero y el resto después han conseguido reducir en un 80% esta producción entre 1988 y 1996, con la esperanza de que desaparezca en 2010. Los efectos beneficiosos no serán inmediatos, pero sí se tiene idea de lo que se evitará: 19 millones de casos de cáncer de piel, 150 millones de casos de cataratas y 70 billones de pesetas en pérdidas en la pesca y la agricultura de aquí al año 2060. Y, a más largo plazo, la posible desaparición de la vida en el planeta.
Lo esperanzador de esta historia es que, por primera vez, un tratado internacional sobre el medio ambiente haya provocado una respuesta inmediata de los políticos y las industrias. ¿Por qué no ocurre lo mismo con la protección de los bosques, la reducción de la contaminación o el problema del calentamiento global? Este es el motivo de que los días de concienciación sobre los problemas de la Tierra, como este, tengan su importancia: para avanzar en esta tarea siendo consumidores responsables, exigiendo compromisos a los Gobiernos, reciclando y reduciendo nuestras emisiones de productos contaminantes (Fuente: enredate.org).El agujero de la capa de ozono se ha mantenido estable, sin aumentar ni disminuir, en el último decenio, gracias a los esfuerzos internacionales por preservar el escudo protector de la vida en la tierra de los niveles nocivos de radiación ultravioleta, según un estudio divulgado hoy.
Este trabajo de la Organización Mundial de la Meteorología (OMM) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) indica que la concentración de ozono a escala mundial, así como en el Ártico y en la Antártida, no ha variado gracias a la eliminación gradual de las sustancias que agotan la capa protectora.El texto, titulado “Evaluación científica del agotamiento de la capa de ozono 2010″ -la primera actualización en cuatro años sobre este vital asunto-, fue redactado y revisado por alrededor de 300 científicos y se ha presentado hoy en Ginebra con motivo del Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono de la ONU.El informe contempla que la desaparición paulatina de los productos químicos más tóxicos fue impulsada en 1987 por el Protocolo de Montreal, que considera que “está dando resultado”.“Ha impedido (el Protocolo) un agotamiento mucho mayor de la capa de ozono estratosférico gracias a la reducción gradual de la producción y consumo de sustancias que la menoscaban”, dijo hoy en Ginebra Len Barrie, director de investigación de la OMM, durante la presentación del informe.
Algunos de estos compuestos químicos, como los clorofluorocarbonos (CFC), se han ido eliminando de forma paulatina “hasta desaparecer casi por completo”, especificó Barrie, y añadió que, en consecuencia, ha crecido la demanda de productos sucedáneos, algunos de ellos también con potentes gases de efecto invernadero.“Se estima que la emisión total de estos nuevos productos disminuirá en el próximo decenio gracias al Protocolo de Montreal, que, por el momento, está siendo un éxito”, agregó Barrie.En 2010, la reducción de la emisión de sustancias que agotan la capa de ozono fue cinco veces superior a la que pronosticó el Protocolo de Kyoto en 1997.Como resultado de la eliminación gradual de las sustancias nocivas, el estudio prevé que, excepto en las regiones polares, la capa de ozono se recupere antes de mediados de siglo, alcanzando los niveles registrados antes de 1980.Al respecto, Achim Steiner, director ejecutivo del PNUMA, comentó que “las medidas (Protocolo de Montreal) que se adoptaron para preservar la capa de ozono no sólo han sido efectivas, sino que continúan generando múltiples beneficios, en particular para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio”.
 Estas iniciativas contribuyen, asimismo, a combatir el cambio climático y a generar beneficios directos para la salud pública, ya que, de no haberse concertado el Protocolo de Montreal, los niveles atmosféricos de sustancias que agotan la capa de ozono podrían haberse multiplicado por 10 para el año 2050.
“Esto habría supuesto hasta 20 millones más de casos de cáncer de piel y 130 millones más de casos de cataratas oculares, sin mencionar los daños al sistema inmunitario humano, a la fauna y flora silvestres y a la agricultura”, concluyó Steiner.